martes, 1 de noviembre de 2011

El 'annus horribilis' de Hamilton en la F-1

El inglés ha sido sancionado en una de cada tres carreras, se ha chocado seis veces con Massa, está detrás de Button y reconoce “problemas personales” después de romper con su novia




“¿Ha sido culpa mía?”. Esta pregunta de Hamilton por radio a su ingeniero después de tocarse con Massa delata el estado de confusión en el que se encuentra el británico, que ha llegado a su punto más bajo desde que corre en Fórmula 1.
Nunca antes había estado claramente por detrás de un compañero de equipo. Incluso en el trato. En las dos carreras que Button tuvo posibilidades de ser campeón y él no, sufrió algo que habían padecido antes Alonso, Kovalainen, y, también el rubio inglés, los inesperados fallos tácticos. No pudo hacer su segundo intento en Q3 porque le hicieron salir demasiado tarde desde boxes.
Malas caras, dudas por radio (“¿De verdad habéis revisado las presiones”) y quejas a puerta cerrada hicieron que las cosas volvieran a la 'normalidad' en Corea. Allí tiró de talento para marcar la única pole no Red Bull del año, pero de nuevo estuvo desconocido por falta de agresividad en la primera vuelta frente a Vettel. Después se enmendó con Webber, pero no pudo lograr la victoria y alegó “problemas personales” para el cúmulo de errores que le han dejado quinto en el campeonato. Su novia, Nicole Scherzinger, y él han roto.
Es cierto que ha ganado dos carreras, pero en su desacierto también se ha chocado con Maldonado, Kobayashi y Massa (en seis ocasiones), además de zizaguear peligrosamente delante de Alonso en Malaisia. Fue sancionado por ello en todas menos la última y la de Pastor. De hecho, con la doble bandera amarilla que se saltó en India, sale a una penalización por cada tres carreras. Y ya ni siquiera se enfada. Ahora se resigna y asume su culpa, como en la penalización del pasado viernes: “Ha sido un error estúpido, pido disculpas al equipo”.
Un perdón que repitió después del choque del domingo, producto también de su inesperada timidez a la hora de meter el morro. En McLaren le ven tan bajo que Whitmarsh, su jefe, le ha pedido ya que levante la cabeza: “No tiene que pedir tantas disculpas, si cometes un error debes asumirlo, aprender de él y seguir avanzando. Está siendo demasiado duro consigo mismo. ¿Su vida privada? Tengo mi opinión, pero yo sólo hablo de carreras”.

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